Child Grooming ¿Qué implica?

En la realidad tecnológica en la que vivimos, no solo debería generar preocupación el acoso que una persona puede sufrir en la calle, colegio o trabajo, sino que se debe prestar importante atención a lo que puede ocurrir en las redes sociales derivando en child grooming,  y más teniendo en cuenta que el uso de la tecnología por parte de menores de edad ha aumentado de forma considerable en los últimos años. De acuerdo con la ONG Save the children, uno de cada cinco encuestados habría sufrido acoso online, y, además, de media, la mayoría lo sufrió por primera vez a los 15 años.

Son múltiples las noticias que nos informan de que este hecho cada vez es más creciente, por ello desde Garberí Penal nos preguntamos: ¿Qué tipo de comportamientos pueden ser englobados en el concepto de child grooming?

Para poder dar respuesta a esta pregunta debemos dirigirnos al actual artículo 183 del Código penal español, el cual regula y castiga, desde su introducción en 2010, el acoso sexual de menores por Internet. De hecho, el Preámbulo de la Ley Orgánica 5/2010 establece entre sus objetivos castigar penalmente las conductas donde una persona utiliza medios tecnológicos para ganarse la confianza de menores con el fin de concertar encuentros para obtener concesiones de índole sexual. Por lo tanto, un primer punto a remarcar es que la víctima debe ser menor de dieciséis años y, además, es necesario que se utilicen medios tecnológicos, siendo esto una cláusula abierta que permite ir adaptando el tipo penal a las últimas novedades en este sector.

Se nos presenta así un delito de peligro que para su comisión solamente exige la realización de actos materiales tendentes al acercamiento, pero sin necesidad de que se produzca un encuentro material. Lo que sí es necesario es una respuesta por parte de la víctima en el momento en el que la persona entable contacto, ya que sino nunca se pondría en peligro el bien jurídico protegido.

Por otro lado, no basta solo con la formación de un vínculo de confianza entre víctima y sujeto activo, sino que éste debe buscar la comisión o bien de un delito de agresión sexual o bien uno pornografía infantil, aunque dicha propuesta no tiene por qué ser aceptada por la víctima.

Con esto se puede llegar a la conclusión de que este delito se crea con el objetivo de adelantar las barreras de protección y castigar la preparación de lo que podría llegar a ser un delito del artículo 181 o 189.

Entrado ahora en el tipo subjetivo, cabe destacar que no castiga la imprudencia, por lo que será necesario probar el dolo en el actuar del sujeto activo, dolo que abarcará tanto la edad de la víctima como la intención de cometer un delito de agresión sexual o de pornografía infantil. La jurisprudencia de nuestros tribunales ha venido entendiendo que solamente se podrá considerar la concurrencia de un error de tipo cuando se pruebe, más allá de toda duda razonable, que el autor no conocía o no contemplaba con alta probabilidad que la víctima fuera menor de dieciséis años (STS, 811/2022, Penal, de 13 de octubre).

Asimismo, el child grooming no es el único comportamiento online que castiga nuestro Código penal en el ámbito de delitos sexuales, de hecho, el artículo 183.2 recoge lo que popularmente se conoce como sexting. Este tipo sigue una estructura muy similar al anterior y castiga al sujeto que embauque a un menor para que le facilite material pornográfico a través de cualquier medio tecnológico, sin ser necesario para la consumación que se facilite dicho material.

Por desgracia estas actitudes son más comunes de lo que desearíamos, y la mayoría de ocasiones pueden pasar desapercibidas debido a las actitudes de ocultamiento que pueden tener los menores.  Es por ello que, desde Garberí Penal y nuestro equipo de abogados penalistas puede ofrecerle ayuda profesional para hacer frente a estas situaciones y diseñar la mejor estrategia penal adaptada a cada situación.